Tantas páginas en blanco sin escribir,
sin rastro ni palabra de la tinta con que escribía tus cartas.
Tantas noches esperando en mis sábanas.
Están frías y de tantas preguntas
han decidido quedar calladas.
Por no gritar el amor que me desborda,
porque es secreto,
así, un secreto nuestro.
No me mires fijamente porque me grita el alma,
y que tus manos no digan caricia alguna
porque empiezan a brincarme las dudas.
Tampoco acerques tu cabello,
tu cabello con aroma a frutas.
Y no me leas, por favor no me leas.
No me leas porque cuando me lees mis palabras te besan,
te besan y yo me siento tan lejos,
tan ajena.
Quisiera yo decírtelas así, cerquita a ti,
a tu corazón, a tu oído,
a tu boca.
No esconderlas,
no escribirlas ni callarlas.
Decirlas.
Que toques mi pecho y sientas que se alborota.
Que me mires y saber que eres tú
y soy yo esa persona.