
Lloré la soledad,
lloré mi tempestad;
el espacio vacío que en mi cama hay.
Y lloré por las manos,
por la nariz,
por los labios.
Lloré con todas las ganas...
a las 4:30 de la mañana.
Lloré y me lloró el alma.
Lloré en los suspiros,
lloré el orgullo;
el tiempo anhelado.
Ayer lloré como nunca antes había llorado.
Y sentí que me besaba el diablo,
que se me metía en las entrañas.