aquella flor caprichosa
en la que reposaba mi corazón,

No quiero otra,
ni aunque cien mil iguales hubiera,
ni aunque carecieran de espinas;
yo de mi rosa amo su semilla.
No sé si se perdió,
no sé si se me fue,
pero el perfume que me ha dejado,
me lo dejó tatuado en la piel.
¿Y si se enreda entre las malas hierbas?
¿Qué será de mi rosa en los días de tormenta?
¿Y si el frío en los pétalos la golpea?
¿Qué será de ella en los días en que el sol intenso quema?
Que sepa mi rosa
que en mi jardín no hay primavera.
Que sepa mi rosa
que su lugar está ubicado en esta tierra.