Cierra despacio los ojos y respira bajito (muy bajito).
Comienza a escuchar a tu alma.
Cuando sientas ese apretoncito,
ahí, entre la boca del estómago y tu pecho
sabrás que se trata de mí;
abrazándote, tu pecho contra mi pecho.
Como antes,
como en los buenos viejos tiempos.