Voy a escribirte un poema para que te quedes,
voy a gritar tu nombre muy muy fuerte,
hasta las nubes, hasta el silencio que nos envuelve.
Y voy a dejar a tus pies mis claveles,
y sin embargo no me será suficiente,
yo quiero llenarte de flores
quiero con besos tatuarte mi nombre.
Te quiero libre, pero en mis labios,
en mis brazos...no en otros brazos,
en estos brazos sedientos de nuestras noches.
Por eso, escribiré cien versos,
docientos o quinientos;
el poema más largo
lleno de palabras fantoches.
Voy incluso al mismo diablo retar,
esta noche si así lo quieres,
para demostrarte que no hay amor más grande
que el que yo te quiero dar.
Al fin y al cabo el paraíso o la eternidad,
el infierno y las penumbras,
si es contigo, me da igual.
Y a la luna celo,
la envidio, la odio,
porque desde arriba y a lo lejos
te mira y ocupa el lugar que yo quiero.
Y a tu almohada donde reposan esos ojos de cielo,
las cobijas que te rozan,
donde descansa tu pecho.
Te sé y me sabes
y nos vivimos,
a cada minuto del reloj,
con las piedras y las espinas en tu camino y el mío
y con el peso en mis hombros del tiempo;
con las palabras
que no nos hemos dicho.
y con el peso en mis hombros del tiempo;
con las palabras
que no nos hemos dicho.