Diana Navarro

15 de diciembre de 2017

Pero no

En los fríos de diciembre
te arroparía en mis brazos.
O cuando tengas la piel desnuda
entre mis cobijas.
Tomaría de tu mano
acariciando cada dedo 
y cada uña;
caminando.
No sé por dónde
(por donde tú quieras
o por donde podamos)
pero no te soltaría nunca.
Es un asunto de territorialidad y amor;
porque obviamente te amo.
Por eso
así como Jaime a su Chepita
yo a ti
(tú la mía)
te escribiría todos los días,
a todas horas,
a mano
con tinta
a lápiz
o en mi corazón.
No te haría falta
no me harías falta
y no nos faltaríamos ni un solo momento.
Aun en el ajetreo de la vida.
Porque en los días más difíciles
estarías en mis manos
y te levantaría
y luego te haría el amor.
Como nunca nadie antes te haya tocado.
Con fuego, lujuria, pasión, rebeldía.
Completa, sin pausa, sin prisa.
Con excesos, ternura, fidelidad, sabor.
A miel, a campo o a mujer enamorada.
Tendrías -si quisieras-
el café por la mañanas
el desayuno en la cama
y una canción distinta cada fin de semana.
Enamorándote
convenciéndote que para ser tu amiga
tu esposa y tu amante
yo soy la mejor opción...
no, la única.
Tantas cosas que te daría yo
(si me lo permitieras).
Lo que poseo, lo que no,
el infinito y el preciso momento.
Ese, donde te tengo
pero no.

30 de octubre de 2017

Un pie tras otro

Si te acuerdas de mí -algún día-
por mero accidente,
porque alguien ajeno repite cercano a ti mi nombre veinte veces
a otra que no se me parece
o porque el silencio abrupto te coloca en la memoria
el olor de las flores que más me gustan,
sigue delante.
Un pie tras otro
un amor tras otro;
como siempre.
No importa qué te dicte el corazón.
Cuando la memoria traidora se arrebate
hazle como siempre:
entiérrame viva
donde ni el propio dios pueda encontrarme.
Debes hacerlo así
porque de otra forma
mi cuerpo no te dejaría de clamar todas las noches inconclusas
y mis ojos te mirarían hasta perforarte la piel y los huesos.
No hay otra manera
sino
nuestras miradas encenderían hasta el infierno
...pero cuál infierno conoce el hombre y Aligheri
si tú y yo ya hemos ido y vuelto a él.
No importa
vete adelantando
y si me extrañaras por error y yo a ti
(demasiado)
le hacemos como siempre
y de poco a poco nos olvidamos.


28 de septiembre de 2017

No recordar

Ya no recuerdo cómo era amarnos
sabes a pasado
hueles a polvo
te sientes como los siglos que vienen en fotos
acomodadas entre enciclopedias de años pasados.
Da lo mismo porque tú me olvidaste primero
cuando desperté al día siguiente que te fuiste
-ya no recuerdo ni la fecha, ni la hora, ni el clima-
tú ya no te sabías mi nombre
ni mi edad
ni la dirección hasta la casa que tantas veces fue tuya también
y aunque agrietada
esperaba con paciencia vernos envejecer.
No te culpo 
ni te odio
pero sí detesto la prisa que te hizo salir corriendo
con los pies yendo al lado opuesto;
supe siempre que no era la meta
sino el banderazo de salida.
Y que nadie me mal interprete
no estoy triste
eso ya no es para mí después de tanto
sé que el lugar que dejaste vacío lo ocupará alguien;
por placer, por pasatiempo o por amor, da igual
ya no creo en nada.
Aunque soy joven y tengo la piel bien estirada
aunque otros cuerpos me hayan incendiado
(ay, el amor verdadero y el fuego se parecen tanto).
Hoy
no recordar es una ventaja en realidad
luego de haberte amado así: tanto.
Sabe a bendición, a lujo, a regalo.

26 de julio de 2017

El abrazo que te di

El abrazo que te di
fue más que un ritual de despedida.
Fue como la comunión para el católico;
mi ostia, mi pan y mi vino.
Fueron todos los sueños
que traigo regados por la vida;
todos contigo.

Fue una tregua de mi suerte
y un regalo de la vida,
pues en él te besé por todas las veces
que en tu recuerdo me ha atrapado la melancolía.

Ese momento fue la travesía concluída 
y una burla hacia la muerte,
porque me volví a sentir con vida;
como cuando éramos niños
y jugábamos a tomarnos de la mano.

El abrazo que te di
fue mi casa,
la que andaba buscando en todos los cuerpos
que aunque fuera en silueta se te parecieran.
Lo tenía esperando años y quizá ni te enteres
que yo quería que durara para siempre.

Alma mía la que llevas ahora entre los brazos.
Has de ella el mapa,el camino y las llaves
que aún entre los vientos fuertes
nos lleve a reencontrarnos
con el corazón listo para volver a nuestro regazo.

13 de abril de 2017

Improvisados IV


Me dieron ganas de saltar por todos lados
como un chiquillo necio que salta sobre las tumbas
retando a la muerte incluso
por sentirse lleno de vida.
Disintiendo del no sentido de las cosas
porque toda la coherencia la encuentro en tus ojos
y me hace eco en el corazón;
como si tu silencio me gritara y yo obedeciera
con vista cegada a tu voz.

Me dieron ganas de reirme:
de mí, de mis cosas y el pasado que tanto jodía.
Porque las cosquillas que me haces sin siquiera tocarme
o usar las manos me llegan de todos lados cuando me miras.
¡Es cierto! Qué alegría la que siento
al verte llegar entre las multitudes
que hablando un mismo idioma no me entienden.
Pero tú, cada palabra que pronuncias la escucho diferente
y entonces tus sonidos me conmueven.

A mí, que pocas cosas ya me movían
te acercaste y me dieron ganas de cantar:
al amor, a los amaneceres
y a todo lo que de alguna forma 
a tu nombre me lleve.
Me diste ganas de sacar de mi piel y mis manos
las caricias que estaban dormidas
(seguro que por ti esperando)
y un beso asustado que se muere de ganas
de llegar hasta tus labios.
Debes tener magia en los pies, en el pecho y en las manos.

9 de abril de 2017

El asunto es encontrarnos

El asunto es encontrarnos.
Sé que andas por ahí 
también caminando
sin saber que alguien te está buscando.
A ciegas también
y adivinando si la ilusión que viene
es la correcta.

Por hoy soy solo una silueta
de alguien que quizás alguna vez
también me imaginó
o le pasé por la cabeza.
Con mi cuerpo imperfecto, mi cabello despeinado
y la sonrisa lastimada
pero el corazón enamorado.

Si tú vas por los caminos igual
mirando a tus espaldas
para ver si quien llega encaja con tu amor,
entonces sigue aguardando
por si algún día quien se asome
soy yo.
El asunto es encontrarnos.


7 de enero de 2017

En los bolsillos


Traigo el corazón vacío
las noches sin estrellas
y en la mesa el asiento vacío
al que nunca llegaste a cenar.
Ni para mi cumpleaños, ni para el tuyo
o la cena de Navidad.
Así son las cosas.

Tengo en mi cama la sábana
que te quiso volver a tocar;
ya se ha roto
pero no me he deshecho de ella
porque dentro de sus hilos quizás aún estás.
También las cartas que te tenía
se han cansado de estar en la bandeja de cosas para entregar.

Ya he guardado los libros subrayados
con las líneas que te iba a leer
mientras con una taza de café
nos acompañábamos.
No importa
el cuarto donde están es lo suficientemente grande
como para albergar todos mis años.

Sin embargo en los bolsillos
llevo guardados los nudos de mi garganta
(y un pañuelo por si acaso).
Todas las luces que puedan alumbrarte de nuevo
a seguir mi paso.
Y también un trozo de la promesa
de envejecer y morir en nuestros brazos.