Diana Navarro

27 de junio de 2014

Así las cosas

Por aquí no pasa nada porque pasa de todo.
Las horas van más lento
el reloj parece ser un asesino a sueldo
de las preguntas que vienen y matan.

Yo, por supuesto
no encuentro respuestas
pero me encuentro con tu mirada
con las palabras que no se dijeron.

Como "lo siento"
"te extraño"
"te amo"
"me muero".

El sol sale a la misma hora
pero la luz se ve muy diferente
y camino
y te encuentro entre todas las gentes.

La luna no sale 
y la lluvia 
y el viento
ni se sienten.

En cambio mi piel te vive
ardiente
y doliente
de tu tacto que no está.

Así las cosas.
Yo todavía me acuerdo
y me lleno de amor y sentimiento
de tu risa suave y el olor de tu cabello.

Pero no importa
no importa nada de eso
ni lo que aquí escribo
ni lo que yo siento.

Porque tus alas vuelan lejos de mi cielo
del calor de mis brazos
las palabras de mis labios
bajo otro techo.




9 de junio de 2014

Voy a encender una vela


Me tapo los ojos para no ver por dónde caminas,
para no correr tras de ti,
abrazarte;
para no ser piedra en tu vida.

Me muerdo el corazón que te ama todavía,
para no amarrarte,
para no asfixiarte
ni con mi poesía.

No importa que encarcele a mi alma,
que el pecho reclame a gritos tu voz,
yo doy media vuelta
y camino sin tu amor.

Meto en mis maletas tu perfume,
las lunas, las cartas,
las canciones
y el color de tu piel al sol.

Me escondo la mirada
en los bolsillos del pantalón,
para que no vaya a encontrarse con la tuya
y se nos vuelque la pasión.

Y cuando la ciudad entera se llene de tu sonrisa,
me encerraré en mi cuarto,
me meteré en la cama
entre mis cobijas frías.

No voy a obligar a tu corazón
ni a darle la valentía que necesita.
No puedo juntar los pedazos
ni devolverle la alegría.

Voy a encender una vela,
para que su luz sea tu guía
en las noches más oscuras,
por si alguna vez la necesitas.

1 de junio de 2014

Mujer que te desvistes en mí

Mujer que te desvistes en mí,
como la flor que lentamente y poco a poco va madurando.
Así yo con mi amor voy desvistiendo tu mirada,
quitando los miedos
y quedándome en tus manos.
No desnudo tu cuerpo,
desnudo tu alma
con el corazón abierto,
con mis palabras;
así, sin poner en tu piel ni un solo dedo.
Y sin estar junto a ti,
a kilómetros de distancia.
Vas quitándote las máscaras
y tu pecho se ancla a mi pecho
y no se nos terminan las ganas.
Tú, mujer,
te despojas del mundo entero
y nos fundimos en tus entrañas
al encontrarnos con el pensamiento.
No hace falta contacto
o cuerpo contra cuerpo,
es el amor más -mucho más- que eso.
Te destapas completa sin mostrarme tu seno,
no hace falta,
yo te veo,
te escucho aun sin pronunciar palabras.
Mujer que te escondes,
refúgiate en mí
que quiero ser yo
quien habite en tu pecho.
Y que mi corazón sea tu hogar,
de donde tomes fuerza
para intentar de nuevo.